lunes, 5 de diciembre de 2016

HOMBRES DE PAPEL de Oswaldo Salazar










MARAÑA DE SECRETOS
Una reseña de Hombre de Papel



Voy a ser muy honesta y les contaré que me costó demasiado escribir una reseña para esta novela de Oswaldo Salazar. Como ya sabrá la mayoría, la novela entrelaza las historias de Miguel Ángel Asturias y su hijo Rodrigo. Cada uno busca su propósito de vida, como artista el uno y como revolucionario el otro, y se esfuerzan por arrancar los recuerdos de sus respectivos padres. Nada como una saga familiar para recordar que la sangre es más densa (y turbia) que el agua.

De vuelta a mis dificultades en esta reseña, yo tenía las más altas expectativas para una novela cuyo protagonista es uno de mis escritores más atesorados. Desde que a los diecisiete años leí “El señor presidente”, he estado enamorada de su melódico español, sus personajes pesadillescos y sus historias con tanta diversidad tonal. De entrada, yo ansiaba un asomo a esa maravillosa mente de autor, capaz de dar nombre y vida a lo inimaginable para volverlo una página y otra. La narración me decepcionó en ese sentido: no puedo imaginarme al Gran Moyas hablando de manera simplificada, con tan predecibles sustantivos y tan parcas oraciones. Y está bien, admito que esa era una expectativa un tanto idealizada y acaso imposible. El lenguaje no está a la altura de los personajes, ni siento que captura adecuadamente las intenciones de los personajes. No me gustan las personificaciones detalladas nota a nota, pero entiendo que esta sea una necesidad de los novelistas cuando subestiman a su audiencia.

Ahora, también debo señalar que esta novela tiene puntos fuertes, porque de verdad los tiene. El relato es verdadera riqueza que tiene Hombres de papel. La controversia rodeando la novela no hace más que elevar el suspenso, la sensación de complicidad con el autor en esta maraña de secretos. Las situaciones nunca antes detalladas en las biografías de Asturias: personajes estrafalarios, amores penosos y travesías etilizadas entretejen una trama acaso más realista, grotesca e irreverente. Veo ahí un poco más de los tormentos legendarios del autor, un poco más de la nostalgia revolucionaria. Y me gusta pensar que esta novela representa un serio y relevante avance en el relato intertextual. Delatando mi gusto por Umberto Eco, me fascina que exista esta postura para criticar a ciertos autores consagrados, y al mismo tiempo conmiserar con ellos o descubrirlos con la vulnerabilidad que los acerca un poco más a nuestro (triste) mundo.

En fin. Hombres de papel demandó un prejuicio menos de mi parte, y debo decir que el resultado fue por demás sorpresivo. Léanla. Sigan celebrando a Asturias. Y por favor, nunca subestimen la capacidad de un tesauro. 


Angélica Quiñónez
https://casiliteral.com/category/tinta-blanca/


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